domingo, 15 de julio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS SETENTA Y OCHO







Intento adaptarme al ritmo de las estaciones y de la climatología pero me cuesta.
Antaño, casi no escuchaba a mi corazón, por lo que en verano iba a la playa y en invierno a las exposiciones de pintura, al cine y al bar de Zampa.

Ahora estoy atenta a lo que realmente me apetece, por lo que aunque sea verano y haga calor, si estoy a gusto en casa, me quedo tan tranquila.
Pongo el ventilador, me siento ante la computadora y me dejo llevar por el camino que marquen las musas de la inspiración.
Ellas siempre están despiertas y se preocupan por mí, se dedican a trabajar para mí.

Se presenta un verano movido ya que ayer vino Pizca y mañana llegarán Mattin y Odita.
A pesar de que Odita no me hace caso, yo le adoro y espero que con el tiempo se dará cuanta de que le quiero mucho y de que puede contar conmigo.

Todo se andará.










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