miércoles, 4 de julio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS SESENTA Y SIETE







Ayer ocurrió algo extraordinario.
A pesar de que llevaba años invitándole a Jaime para que asistiera por lo menos una vez a la clase de Escritura sin conseguirlo, al fin aceptó.
Allí estaba cuando yo llegué y ya se había presentado.

Como de costumbre, cada persona lee su texto según el orden de llegada.
Cuando le tocó a Jaime, leyó el primer capítulo de su libro “La experta en propinas”.
Lo hizo tranquilamente, con el ritmo adecuado y la clase estaba hipnotizada.
Me sorprendió.
Tuve la sensación de que ha mejorado, solo noté que repetía ciertas palabras lo cual es fácil de solucionar, si se buscan los sinónimos.
Al terminar, todo el mundo dijo que les había encantado y querían saber más.

Me sentí orgullosa.
Es el séptimo libro que ha publicado y estoy deseando leer el que está escribiendo ahora.
Es muy ameno y sabe muchas cosas que yo desconozco.


Jaime llegó a casa contento y yo más, si cabe.







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