martes, 24 de julio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS OCHENTA Y SIETE







Todo había empezado tan bien que parecía un cuento de hadas.
Odita jugaba conmigo, me hablaba, me contaba cosas, pedimos un regalo para ella en Amazon y estaba deseando que llegara, comía decentemente, no se enfadaba, me dejaba hacerle cosquillas, enseñarle fotos y así pasaron unos días maravillosos hasta que llegó su madre y las cosas cambiaron.
Ya no quiere saber nada de mi, no come, me pregunta a ver por qué quiero saber todo, me hace gestos feos, me dice que me vaya de su cuarto cuando le hago visitas, la magia ha terminado.

Sus padres dicen que tiene un carácter muy cambiante, que ella es así, pero yo veo que conmigo se comporta peor que con los demás, como si me tuviera un poco de manía.

Como no sé qué hacer, me dedico a mis asuntos.
Lo siento porque la quiero muchísimo y viviendo tan lejos no tengo ocasiones para estar con ella  y para que nos vayamos conociendo.










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