viernes, 20 de julio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS OCHENTA Y TRES







La fiesta del cincuenta cumpleaños de Jaime resultó fenomenal.
Era una mezcla de familias:  Artiach, Oraa, amigas de Beatriz y amigos de Jaime: una gozada.
A pesar de que me retiré muy temprano, hoy estoy agotada, no tengo costumbre de tanto alboroto.
El gran advenimiento de la fiesta fue cuando trajeron al niño de mi sobrina nieta Marta Viar Basterra que solo tiene cinco días.
Es una preciosidad, polinésico.
Se llama Manoa, que quiere decir tranquilidad, calma.

Me daba gusto tenerle en mis brazos, mis hijos y Odita son muy mayores, ya no se dejan hacer mimos.

Zampa organiza muy bien las fiestas, está atento a todos los detalles y conoce tan bien a sus clientes que los trata individualmente.










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