miércoles, 11 de julio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS SETENTA Y CUATRO







Todavía no han quitado el nido de las avispas asiáticas, por lo que llevo días sin regar las plantas y cuando las miro desde la puerta de la terraza, veo que están empezando a ponerse mustias y a secarse las hojas y me dan ganas de llorar, pero ni por un momento se me ocurre salir.
Hoy he visto dos avispas grandes, negras, volando sin saber a donde ir y creo que han vuelto al nido.

Tengo la sensación de estar encerrada en casa, con un calor espantoso, solo apaciguado por los ventiladores.
Es como una pesadilla que no se sabe cuanto durará.
En la calle hace 27º y me están arreglando el coche.
Me vendría bien salir de casa para tomar el aire y hacer algunos recados pero detesto el calor y la idea de meterme en el metro no me atrae demasiado.


Tengo entre manos unos libros maravillosos y la tentación de tumbarme y leer me ronda por la cabeza.







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