jueves, 13 de febrero de 2020

TRES MIL VEINTINUEVE









Íñigo Larroque Aranguren, mi profesor de Escritura, me daba muchas pistas cuando dejé de escribir ficción y me dediqué al diario.
Aparte de recomendarme que leyera los libros de los diaristas que a él le interesaban, me contaba algunos secretillos.
Uno de ellos que no tardé en comprender, es que a veces, en vez de contar lo que se ha hecho, se cambia el asunto y se hace algo con la intención de escribirlo.
Los días pueden resultar monótonos, no para quién los vive sino para los que me leen.
Mi vida es muy intensa sobre todo ahora que estoy en la fase final del tratamiento pero el tema es el mismo, no varía, cáncer, leucemia, medicación, tratamiento, hospital y toda la gente que conozco cada día y lo que aprendo comentando nuestros asuntos.











No hay comentarios:

Publicar un comentario