sábado, 15 de febrero de 2020

TRES MIL TREINTA Y UNO









Desde que la prioridad fundamental de mi vida consistía en ir al hospital cada mañanita para la quimioterapia, el principal problema era tener resuelto el viaje.
Almudena, la mujer de mi hermano Fernando me dijo que estaba dispuesta a hacerme lo que necesitara, pero yo sé que una cosa es hacer un favor de vez en cuando y otra muy diferente tomar una responsabilidad para todos los días, así que pronto empecé a pensar en el asunto y recordé que Carlos Rochas, el novio de mi sobrina Leo Basterra trabajaba cuidando enfermos y además tiene el título de auxiliar de clínica.
Así que al principio me arreglé muy bien con él porque además de llevarme, también se ocupaba de otras cosas que para mi hubieran sido muy difíciles en el estado en que me hallaba.
Pronto Carlos me dejó en buenas manos, las de Luis Basterra que hizo su trabajo estupendamente hasta que tuvo que trabajar en algo definitivo.
De ahí pasé a Pablo Maguregui.
Para entonces ya había cogido confianza, conocía los secretos de mi zona y pronto aprendí a no necesitar ayuda extra, excepto la de que me trajeran y me llevaran.
Cuando parecía que Pablo había encontrado trabajo, empecé con mi sobrino Carlos Basterra y con él sigo y espero terminar la temporada.
Además de mi sobrino tengo un chófer para los fines de semana que es colombiano y con el que puedo permitirme ciertos lujos como hoy, por ejemplo que he ido a comer al Hanoi con la Rosa sin espinas y lo he pasado muy bien.
Grande ha sido mi sorpresa cuando Beatriz me ha comentado que Uber está funcionando en Getxo.
Inmediatamente me he metido en Internet pero no encuentro nada.
Pronto descubriré el secreto.











No hay comentarios:

Publicar un comentario