domingo, 23 de febrero de 2020

TRES MIL TREINTA Y NUEVE









A pesar de que paso mi tiempo concentrada en Escúchate, de Prem Rawat, no quiero perderme nada, he encontrado ese momento íntimo para leer Epílogo, de Iñaki Uriarte, en el que tanto me he deleitado.
Es una joya, poco más puedo decir.
Ojalá hubiera más escritores que fueran capaces de decir tanto con tan pocas palabras y regalar información respetuosa.
Me he sentido tratada como una persona seria, como si fuera culta, que no lo soy, como si estuviera preparada para leer a Catulo, yo, que a estas alturas de la vida ni siquiera he sido capaz de leer el Ulises.
Uno de mis profesores de Escritura, Juan Bas, tenía como lema:

Escribir es abreviar (o tal vez resumir, no estoy segura)

¡qué agradable resulta que no me den explicaciones!
Ojalá todo en la vida fuera tan fácil como lo hace Iñaki Uriarte.
Y si a causa de tanta dicha me quedo con las ganas de más, puedo echar mano de los tres diarios que tengo guardados en mi biblioteca.
La medida perfecta de la lectura.
Una obra y un autor altamente recomendables.








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