martes, 18 de febrero de 2020

TRES MIL TREINTA Y CUATRO









Pertenezco a una familia poco locuaz, más bien lacónica y cuando comemos juntos, los temas que se tocan no suelen ser de gran profundidad.
Mi madre sí me hablaba cuando estaba con ella mano a mano los domingos por la mañana.
Se desahogaba de todos los males que le habían pasado en la vida, se repetía bastante lo cual es habitual, todos lo hacemos cuando hablamos de algo que sucedió antes de ayer.
Está comprobado, por eso tienen más interés las últimas noticias, más que nada porque son novedades y  lo que estamos sabiendo, nos gusta.
Recuerdo que Oteiza decía:

Cuando hablo estoy sabiendo.

Desde que mi sobrino Carlos Basterra Oraa me lleva a Cruces todos los días me estoy enterando de asuntos muy importantes de mi familia.
Considero que la familia es sagrado y me siento con derecho a saber lo que sucede y/o sucedió.
Carlos habla, no tiene dificultad para expresarse, ni prejuicios ni secretos, es natural.
Lo paso bien con él.














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