viernes, 12 de abril de 2019

DOS MIL SETECIENTOS CUARENTA Y SIETE









El tiempo era espléndido, cielo azul impoluto, brisa suave que impedía que el sol calentara demasiado.
He ido a comer a Plencia con mi amiga del alma Rosa sin espinas, cuya compañía, prescindiendo de los elementos externos, es más que suficiente para disfrutar de lo lindo.
Hemos comido en el Arrarte, un restaurante cuya terraza da a la ría y aunque la comida, a mi entender tiene más fama de la que merece, he pasado un rato muy agradable.
Antes de ir a Plencia hemos estado en la playa de Gorliz donde el Hodartzarpe se cae a pedazos manteniendo el tipo hasta que lo derriben en cumplimiento de la ley de costas.
A pesar de su apariencia, por dentro funciona como un reloj, es uno de los lugares donde mejor he comido en toda mi vida. 
Si vendiera un cuadro no dudaría en celebrarlo en ese maravilloso lugar.

He sacado fotos, solo me falta editarlas y publicarlas, un plan completo.








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