jueves, 18 de abril de 2019

DOS MIL SETECIENTOS CINCUENTA Y UNO








Escucho la radio porque me entretienen los tertulianos y a través de ellos me entero un poco de lo que pasa pero no me hago ilusiones, no me creo nada de lo que dicen los candidatos, me conformo con que no gane la derecha, eso es lo único que temo.
Mi sobrino Manolo con quien tengo una buena relación aunque ideologías diferentes, ha votado Vox. 
Mi hijo Mattin que además de artista está informado y piensa mucho, no vota porque no cree en el estado.
Sabiendo la importancia de cada voto, yo me siento incapaz de dejar que el mío no cumpla su función, aunque me encantaría librarme de ir a un sitio espantoso para depositarlo en una urna, creo y considero que debo hacerlo, más que nada para que Platón no me acuse de idiota.
Sé que como ciudadana libre puedo y debo ejercer mi derecho y lo haré, respeto demasiado el trabajo que han desarrollado las mujeres feministas que me han precedido.

Sigo los asuntos políticos como si siguiera una serie o intento que así sea, pero me consta que he sido mil veces más feliz cuando ha gobernado la izquierda, eso es un hecho que no puedo negar.








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