lunes, 22 de abril de 2019

DOS MIL SETECIENTOS CINCUENTA Y DOS








He visto una película que me ha dejado petrificada: “Gracias a Dios”.
Siempre me gusta François Ozon, es uno de mis directores favoritos y no me ha decepcionado.
Trata de la pederastia en la iglesia católica.
Basada en acontecimientos ocurridos en Francia y que todavía no han sido resueltos.
Está contada con rigor y seriedad.

Una vez más experimento la dificultad de superar estas fiestas católicas vacacionales, que me resultarían más llevaderas si las tiendas estuvieran abiertas.
Hay tres épocas del año que me obligan a hacer un esfuerzo sobrehumano para no dejarme llevar por una especie de vacío existencial. Es obvio que son la navidad, el mes de agosto y la semana santa.
Considero que las vacaciones están sobrevaloradas. 
Me gusta la vida cotidiana, el día a día.

Hoy es lunes de pascua, lo peor ya ha pasado.

Ayer vi otra película que a pesar de no ser gran cosa, me entretuvo.

Se trata de “La espía roja” basada en un libro de Le Carré.








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