viernes, 9 de febrero de 2018

DOS MIL CUARENTA Y UNO







A pesar de la intención de reducir las actividades en mi vida, no me queda más remedio que seguir con el profesor de informática, porque he llegado a un punto en el que me he quedado estancada y cuando necesito hacer algo nuevo, no sé por donde empezar.
He tenido mucha suerte con Óscar Ciencia, ya que no es un profesor al uso, sino que dependiendo de mis necesidades nos organiza, tanto al ordenador como a mi, para que nos entendamos.
Tengo vicios adquiridos, gran caos y la seguridad de que con mi nuevo profesor podré poner orden.
Ayer pasamos toda la tarde intentando solucionar aparentes menudencias, que a mi me parecen montañas infranqueables.

Hasta que llegué a California con cuarenta y ocho años no había cogido un ratón.
Veía a mis hijos con sus ordenadores y no comprendía para qué servían.
En Malibu me di cuanta de la necesidad y la facilidad que suponía usar un ordenador, así que enseguida tuve una profesora privada y además, un ordenador a mi disposición en la Pepperdine University, a cuyas clases acudía como oyente para mejorar mi inglés.
Todos los ordenadores eran Apple.

Al volver a Bilbao, lo primero que hice fue comprarme on Apple Original y apuntarme en una academia para aprender a hacer mi propia web.
Esos fueron mis comienzos.
También contraté un profesor que venía todas las tardes.
Hice mucho esfuerzo, porque era algo que de verdad me interesaba y en lo que me encontraba pez.

Poco a poco fui llenando mis vacíos, acudí a varias academias en las que todos los alumnos eran muy jóvenes, pero aprendían a una velocidad vertiginosa.
Yo ni siquiera sabía manejar mi móvil.

Hice mi propia web y me sentí orgullosa, todavía la tengo activa aunque ya nunca entro en ella, con los blogs me arreglo mejor.

Ahora veo cómo mi nieta Odita, que tiene siete años y su propio iPad desde que tenía dos, maneja mucho mejor que yo todos mis dispositivos y hace videos cuando la dejo sola y disfruta de lo lindo, no tiene problemas.

Internet ha cambiado el mundo y la vida de las personas.

Harold, un canadiense con el que compartía casa en Malibu, que se pasaba la vida en su cuarto con el ordenador, decía que llegaría un momento en que el mundo se dividiría en dos:

_los que utilizan ordenador
_y los demás.

No me queda más remedio que reconocer que me entiendo mejor con las personas que tienen ordenador, a poder ser Mac, por lo que es verdad que mi circulo de amistades ha cambiado.

¿Cómo explico a un “computer illiterate*” que publico todos los días mi diario, que tengo entre manos más de veinte blogs, que tengo casi cinco mil amigos en Facebook y no sigo porque hasta yo me pierdo?



*analfabeto en informática

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