sábado, 24 de febrero de 2018

DOS MIL CINCUENTA Y SEIS





Cada vez que leo a Fray Luis de León y me encuentro con su frase:

"El principio del pecado es la soberbia" 

Todo mi ser se conmociona, es como si me afectase de tal manera que, gracias a que me di cuenta a tiempo del daño que me estaba haciendo a mi misma, decidí intentar ser humilde.
Ni siquiera sabía lo que significaba.

Solo una vez en mi vida la sentí de verdad y fue tan maravilloso que empecé a buscarla, como el ciervo que huele el almizcle y tanto le complace, que empieza a correr sin parar con la intención de volver a sentir el placer que le produjo.
Corre y corre por el bosque hasta caer destrozado por el cansancio y es entonces, cuando vuelve a oler lo que buscaba y se da cuenta, fascinado, que es de él mismo de donde emana esa maravillosa fragancia.

Algo similar me pasó con la humildad.
Yo no sabía lo que era.
Me encontré con ella.

Estaba en uno de los peores momentos de mi batalla con la heroína y me fui a Miami con la intención de dejarla.
Me encontraba en Barajas en un estado lamentable, cuando se acercó a saludarme Manolo Eguiraun, un buen amigo, que se sentó conmigo y me habló con amabilidad.
Me emocioné, sentí un cariño que yo creía inmerecido y comprendí que eso era nuevo para mi.
Apreciar lo que te llega como un regalo y sentir agradecimiento.

Reconocí que eso es la humildad, lo opuesto a la soberbia que yo tanto había alimentado.
Desde entonces, intento con todas mis fuerzas desarrollarla, como dijo santa Teresa de Jesús:

“La humildad es la verdad”

Mis dificultades en ese terreno se presentan, cuando estoy con gente que saca sus egos a pasear.
Es entonces cuando siento que mi ego se subleva y se pone histérico, con ganas de sobresalir.

Ahí empieza nuestra conversación:

¡Tu calla! 
Nosotras nos dedicamos a escuchar con la boca cerrada.

Y tal vez la otra persona u otras intentan incluirme en la conversación, pero no lo consiguen.
Ya no tengo ganas de nada.

Tal vez me he aventurado un poco al decir que siempre reacciono así, es lo que intento.







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