martes, 30 de noviembre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO

 





A pesar de que ya considero que estoy fuera del mundo del arte, reconozco que me hace ilusión estar colgada en el museo de San Telmo al lado de artistas a los que siempre he admirado.

Me complace enormemente que hayan elegido esa pieza que ya pertenecía al museo, no solo porque me gusta la pieza en sí y cómo la han colocado sino porque además corresponde a la colección privada del museo.

Daniel Buren es un pintor francés contemporáneo con el que me identifico hasta tal punto que cuando vi una obra suya en el MACBA me emocioné tanto que lloré.

Siempre me invita a sus inauguraciones aunque todavía no he tenido la oportunidad de asistir a ninguna de ellas, pero le sigo muy de cerca y cada vez me interesa más su trabajo, tanto los cuadros que expone como las obras in situ, además tengo la inmensa suerte de que pusieron una de sus obras maestras al lado de mi casa, en el puente de La Salve de Bilbao, al lado del Guggenheim, cada vez que voy a Bilbao me alegra pasar por debajo de su arco rojo.





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