lunes, 15 de noviembre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS CUARENTA Y CUATRO

 





No hay nada como empeñarse en algo para conseguirlo aunque parezca imposible, eso es lo que me pasaba a mí con la macrobiótica, entre que no me gusta cocinar y además no puedo estar de pie, a pesar de seguir con las clases y evitaba comer lo que no entrara en mi dieta, me costaba, me parecía una montaña que nunca sería capaz de escalar, no obstante hoy he empezado un cursillo de cinco días con el profesor de siempre y ha sido la revelación, he visto la luz.

He comprendido que excepto un refrito para el cual tendría que estar de pie, todo lo demás es fácil, lo puedo conseguir sin hacer un esfuerzo excesivo.

Y lo mejor de todo es lo bien que me sienta.

De todas las veces que estuve en Saint Gaudens, que es el mejor sitio para aprender macrobiótica y practicarla, la última vez estuve más de tres semanas y al volver me hice análisis de sangra y el doctor me dijo que mis análisis parecían los de una niña. 

No sé ahora como saldrán mis análisis porque en Cruces solo les interesan los referentes a la leucemia pero yo me encuentro mejor cada día y eso es lo que me interesa, así que me encuentro con un interés renovado para seguir con la macrobiótica y dedicarle más atención y agradecimiento.







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