sábado, 20 de noviembre de 2021

CUATRO MIL CUATROCIENTOS CUARENTA Y SIETE

 





Durante muchos años estuve viviendo sin ver la televisión, me deshice de la que tenía porque decidí que era buena para cuando estuviera enferma, en aquella época me encontraba muy sana así que regalé un super retrovisor fantástico a Proyecto Hombre, la pantalla era muy grande y podía ver dos canales al mismo tiempo, casi no necesitaba hacer zapping.

Durante esos años no me enteraba de nada, recuerdo que cuando mi madre se puso enferma ya para morirse con noventa y ocho años, mis hermanos y yo solíamos estar en el cuarto de estar que estaba al lado de su dormitorio y solían tener puesto el canal de 24 horas que es como un telediario, veía muchas veces a un señor al que no conocía por lo que pregunté a Rosario, la mujer de mi hermano mayor a ver quien era y me dijo que era Hollande, el presidente francés, hasta ese punto llegaba mi ignorancia por no tener televisión.

Cuando murió el padre de mis hijos trajeron sus televisores a casa y a mi me pusieron uno que todavía lo tengo, supongo que se habrá quedado antiguo pero yo veo lo que me interesa y lo demás también, es muy entretenido para una persona que casi no sale de casa, no sé hasta qué punto será saludable estar rodeada de pantallas.

Para leer utilizo el iPad, ya no sé si me gustaría leer libros, me he acostumbrado a pedir los libros que me apetecen y recibirlos al instante, las personas de mi generación hemos cambiado las costumbres y con la pandemia ya ni siquiera hago recados, todo lo que necesito lo pido y me lo traen a casa. 

Internet ha producido un cambio extraordinario en nuestras vidas, tal vez más que la imprenta, no lo sé pero me consta que mi vida ha cambiado muchísimo, casi no me relaciono con las personas que no están conectadas, hay demasiados temas que quedan pendientes si no puedes mandar un wasap ni un mail.









No hay comentarios:

Publicar un comentario