miércoles, 13 de enero de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS DIECISIETE

 




De repente el día que menos esperaba me encuentro con el mensaje de un banco y me doy cuenta de que tengo que despertar mi cabeza en una zona que suele estar adormilada y al ver lo tengo que hacer, dejo de pensar en preguntarme si me apetece y lo hago, me meto en la acción, cambio el registro tranquilo y poético en el que intento estar aposentada y salgo de ese estado aparentemente letárgico, espabilo y activo el trabajo financiero del que tan poco conozco.

He tenido una vida demasiado fácil en ese nivel, siempre me han mantenido y aunque he pintado mucho y he hecho muchas exposiciones, nunca he podido vivir de la pintura. 

A veces pienso que soy vaga, incapaz de saber cómo buscarme la vida por mí misma, no obstante me consuelo pensando que ya es demasiado tarde para pensar en remediar lo que no hice cuando era joven y hubiera podido pensar en los asuntos prácticos de la vida. 

Ayer vi el último video de Prem Rawat y decía, muy acertadamente a mi entender, que hay una época de la vida en la que se piensa en money and honey* y a partir de cierta edad todo se reduce al dinero, me hizo gracia porque creo que tiene bastante razón, aunque en mi caso concreto estoy más interesada en la salud, cuando me encuentro bien todo es gloria bendita. 

Tendría que ir a la peluquería pero miro por la ventana y veo el cielo gris, encapotado y se está tan a gusto en casa, calentita que prefiero dejarlo para mañana, eso que llaman procrastinar y que desde pequeña me enseñaban contrario:

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy


* dinero y miel, la miel es el amorcito de pareja.





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