jueves, 14 de enero de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS DIECIOCHO

 




Escribir el diario es como verse en un espejo, ayer por ejemplo, mientras estaba escribiendo que me encontraba un poco vaga y que no pensaba ir a la peluquería que es lo que debería hacer, algo en mí saltó y me hizo dar un giro a mi deseo y ponerlo en la dirección correcta así que llamé, pedí cita y antes de una hora ya estaba delante del espejo de Jean Louis David, que es donde arreglan mi pelo con amor.

Como está en un centro comercial tiene la ventaja de que aprovecho para hacer algunos recados que tenía pendientes, disfruté de la tarde con la alegría de participar en la vida con la gente, hacía un mes que el lumbago me había impedido salir, hice más de lo adecuado y hoy me he levantado con agujetas, dando gracias al cielo por no tener ese dolor tan horroroso que no me permitía disfrutar de cosas tan aparentemente fáciles, como sentarme delante del ordenador y sentirme cómoda.

Parece mentira la fragilidad del ser humano, depende de un cuerpo que se comporta como le da la gana, he pasado una temporada tan difícil que me costaba creérmelo y me decía a mí misma que con todo lo que he atravesado, cosas serias de verdad, no voy a entrar en detalles pero una leucemia es algo muy grave, ante lo que por un miserable lumbago debería haber sabido comportarme, no obstante me costaba aceptarlo y me ponía de mal humor, que es lo que más detesto.

Ahora ya me encuentro mucho mejor, siento que la inspiración me acompaña, está conmigo y lo único que tengo que hacer es estar atenta y observar cómo todo se va poniendo en su sitio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario