miércoles, 23 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTIDOS

 





Tuve mucha suerte cuando estando en la parte más difícil de la quimioterapia, mi amiga Begoña Zabala Aguirre que ya en otras ocasiones me había ayudado en momentos de enfermedad, me sugirió que investigara a la Jueza Ruth Bader Ginsburg que había pasado por varios cánceres en su agitada vida  de trabajo imparable para defender los derechos de las mujeres y había salido victoriosa.

Desde que vi su aspecto físico me enamoré de ella, noté su carisma y su poder y hoy, al ver el documental RBG, me he emocionado y he recordado ese país en el que pasé unos años maravillosos y que sigo amando a pesar de algunos de sus mandatarios.

Considero que ser feminista es una obligación para todas las personas que deseamos mantener nuestra  dignidad a flote, sin excluir a nadie por sexo, raza, cultura, religión o ideología política.

Todo lo demás es respetable excepto la violencia y el trato que en demasiadas ocasiones se sigue dando a las mujeres, es pura violencia.

No tendríamos que estar en pie de guerra para defender nuestros derechos a ser tratadas como seres humanos, es lo que somos y por tanto lo que nos merecemos.

Murió el 18 de septiembre, hace solo unos días y la sentí de una manera especial porque se va a notar su ausencia .

Si las personas que queremos ser libres por encima de todo no luchamos unidas, los que tienen pensamiento esclavistas pueden ganar la batalla y conseguir que perdamos los pocos privilegios que vamos consiguiendo poco a poco gracias a personas con la Jueza RBG.





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