sábado, 5 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SIETE










Considero que la familia es sagrada y como tal la respeto.
Desde que ingresé en el hospital con leucemia, casi no había estado con mis hermanos* y sobrinos excepto cuando venían a visitarme.
Justo cuando terminé la quimioterapia empezó el confinamiento y desde entonces he salido muy poco de mi casa por diversos motivos, el más importante por precaución y además porque tengo que hacer demasiado esfuerzo, prefiero quedarme en casa tranquila, descansada y esperar tranquilamente a recuperarme.
Ayer hice una excepción y me atreví a ir a comer a casa de mi hermano Gabriel ya que tenía interés en conocer a la hija de mi sobrina Pilar que vive en Toulouse y a quien tengo pocas ocasiones de ver.
Me atreví a ir a esa casa porque siempre he estado muy a gusto y si no he ido hasta ahora es por la dificultad que tengo para subir las escaleras y andar por el jardín.
Me siento frágil y vulnerable, no obstante ayer disfruté como hacía tiempo que no lo hacía.
Lo pasé francamente bien, creo que necesitaba estar con gente y siendo de la familia me resulta cómodo.
A pesar de que viven en Ondategui que es un barrio residencial de Getxo, dado que la mujer de mi hermano es gallega y sabe mucho de temas de campo, a pesar de que el jardín es pequeño, tienen de todo, como si fuera una granja.
En verano siempre comen en el jardín, en una especie de porche en donde la temperatura es perfecta.
Todo lo que comimos era de la huerta, acababan de recoger los tomates y los pimientos, los hijos habían pescado el bonito, me había olvidado de que se puede comer de esa manera tan natural, es mejor que lo ecológico.
Me olvidé de la macrobiótica y disfruté de lo lindo.
Después fui con los niños al gallinero e hice fotos preciosas mientras cogían a las gallinas en brazos.
Totola me enseñóo sus maravillosas plantas que son muy especiales, desconocidas para mí y difíciles de cuidar, pero ella tiene un don para la jardinería.
También tienen kiwis, aguacates, fresas y castañas.
Lo que estoy contando parecería sencillo si habláramos de un caserío en pleno campo pero la gracia de este asunto es que la casa está como las de su alrededor que simplemente tienen un jardín    mejor o peor cuidado, pero lo de esta casa es un milagro, otro mundo en donde todo es pura magia.





*cuando hablo de mis hermanos incluyo a sus esposas.






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