viernes, 3 de abril de 2020

TRES MIL SETENTA Y OCHO









He tenido la suerte de que a pesar de haber empezado el día sin demasiado entusiasmo, se me ha arreglado viendo un documental de y sobre Iván Zulueta que me ha alegrado la tarde.
Conocí a Iván más o menos cuando tuve la oportunidad de conectar con algunos artistas de San Sebastián, entre los que se encontraban Vicente Ameztoy, José Llanos y algunos más.
Con los artistas de Bilbao, recuerdo a Cosme Churruca, formamos una especie de encuentros, no solo de amistad y diversión sino también de arte, a través de la galería Lúzaro.
Fue una época muy divertida y muy enriquecedora para todos.
No tuve tanta relación con Iván como con los demás, pero la suficiente para que me encantaran él y su trabajo, tanto el cinematográfico como el plástico.
Siempre con un cuaderno entre las manos, dibujando, aunque estuviésemos en plan de fiesta.
El documental que he visto hoy sobre Iván es especial, se retrata él a sí mismo.
Se llama Iván Z.
Yo lo he visto en Filmin pero está en youtube.
Da gusto verle tan natural, ya mayorcito en la maravillosa casa de sus padres en Igueldo, San Sebastián.
Cuando habla y enseña las colecciones de cromos de los álbumes sobre los cuentos que yo también recuerdo con auténtico entusiasmo, casi me he emocionado porque me encantaban, forman parte de los mejores recuerdos de mi infancia.
Iván habla de lo difícil que es crecer, madurar y me siento identificada con él en algunos aspectos de su vida que yo tampoco he sabido solucionar.
En resumen, un día muy fructífero que me ha devuelto la esperanza que a veces me cuesta mantener en esta extraña situación que nos está tocando vivir a todos.








No hay comentarios:

Publicar un comentario