martes, 14 de abril de 2020

TRES MIL OCHENTA Y OCHO










Cada día me trae algo que me empuja a ser feliz.
Las circunstancias han cambiado pero yo sigo siendo la misma así como la responsabilidad de disfrutar de la vida.
Tengo más tiempo para aprender que cuando podía salir.
Solo se trata de elegir.
Tanto para estar contenta o lo contrario tengo que hacer un esfuerzo y me he propuesto ponerlo en estar bien pase lo que pase.
Peor estaba cuando me aislaron en la habitación del hospital hace casi un año y me encontraba muy mal, tan mal que pensaba que la leucemia era como una cárcel de la que era imposible salir, por eso tenía pensamientos de suicidio.
Como no me morí en los primeros diez días me aseguraron que me curaría, lo único que me dijeron es que sería largo.
Cinco semanas en la cama del hospital que se me hicieron eternas, solo quería venir a mi casa.
Ahora no solo estoy en casa sino que no tengo la temida enfermedad, me refiero al Covid_19 y puedo garantizar que hago todo lo que me mandan, no soy tan insensata como para arriesgarme a poner mi vida en peligro.
Ya pasé la época de hacer el idiota, lo hice a conciencia, por lo menos me sirvió para apreciar la vida.
No puedo quejarme de nada.
Cuando me duele la pierna me tomo una pastilla.
He aceptado mi situación y no solo no me quejo sino que doy gracias a Dios de poder estar a gusto en casa, con mis hijos que me cuidan y con Wifi.
¿Qué más puedo pedir?
Cuando tengo problemas con la informática sé que puedo llamar a Oscar Ciencia y ni siquiera tiene que salir de su casa, todo es fácil.
Madona ha publicado un video desnuda en la bañera rodeada de pétalos de rosas.
Estaba triste porque ha perdido a tres personas cercanas en un día a causa del virus y ha llegado a la conclusión de todos estamos en las mismas condiciones.
Estoy de acuerdo con ella.







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