miércoles, 22 de abril de 2020

TRES MIL NOVENTA Y CINCO











Deslumbrante.
Deslumbrante es la palabra que define la película de Oliver Laxe: "Mimosas".
Sabía que me iba a gustar porque todo lo que me recomienda Mattin me interesa siempre y además "Lo que arde" me encantó.
"Mimosas" es el culmen de la belleza.
No hay mucho que decir, se trata de verla y disfrutar de una experiencia inesperada.
Cada día me gusta más el cine y me vuelvo más exigente.
No soy una cinéfila entendida ni nada parecido porque si me aburro me salgo tranquilamente del cine, me gusta que me entretenga, por eso suelo ir siempre sola porque tengo un gusto particular, soy maniática.
Además tampoco me gusta que me hablen cuando estoy concentrada.
Soy maniática hasta decir ¡basta! y no tengo la menor intención de cambiar, prefiero respetar mis apetencias que tener que utilizar la educación cuando estoy con gente que va a un ritmo diferente al mío.
Además de que mi ritmo hoy en día va a cámara lenta.
Ayer en Cruces la enfermera me cogió la pierna mala para ayudarme a subir a la camilla y pegué un grito porque me hico mucho daño, mejor lo hago yo sola.
En el coche Beatriz me espera tranquilamente a que me siente yo solita aunque tarde una semana, pero Edwin, el chófer que tenía antes se empeñaba en cogerme la pierna y me hacía mucho daño con sus mejores intenciones.
Una persona enferma se convierte en una persona distinta a lo que era cuando estaba sana.
No hay que darle más vueltas.
Se acepta y punto.










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