miércoles, 2 de octubre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTISIETE









Mi profesor de escritura comentó en algún momento que ser un escritor diarista puede inducir a hacer algo con la sola intención de contarlo.
Creo que hoy me ha pasado algo parecido pero no ha dado resultado.
Todo empezó ayer cuando le comenté a Beatriz que ya tenía organizado el chico que me va a llevar al hospital la semana que viene, porque el actual se va a Londres a trabajar.
Tener solucionado ese tema es muy importante para mí, prioritario.
Beatriz me miró con cara de poco interés y dijo: 

Vives pendiente del mismo “tema”.

Ya, tienes razón, actualmente ese “tema” acapara mi vida, no consigo distanciarme.

Y como tengo tendencia a explayarme, se me ocurrió decir que las personas que no tienen un “tema” tan especial como el mío, también hablarán de sus temas aunque sean más variados.
Metí la pata porque ella respondió:

¿Prefieres que no te hable? 

No, no, eso jamás.


Así que hoy, cuando me he sentado frente al ordenador para escribir el diario, mi cabeza estaba vacía hasta tal punto, que lo único que se me ha ocurrido es buscar una buena película y tal vez escribir sobre ella, pero no ha sido una buena idea porque después de una búsqueda exhaustiva, no he conseguido encontrar ninguna que acaparara mi atención.








No hay comentarios:

Publicar un comentario