miércoles, 30 de octubre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CINCUENTA Y CINCO










Tengo suerte.
Últimamente todo me viene a domicilio.
Tenía ganas de ver la película "Parásitos" del coreano Boong Joong-ho que solo la ponían en Bilbao y de repente ayer pude verla en el puerto deportivo de Getxo.
Comprendo que esté considerada como una obra maestra porque es extraordinaria.
Tan buenas son las críticas que incluso llegan a decir que es lo mejor que se ha filmado en varios años.
Durante la primera hora no pude dejar de estar absorta, luego ya me resultó excesiva.
Abarca un espectro muy amplio de posibilidades tanto desde un punto de vista sociológico como intelectual y cinematográfico.
Respecto a la estética de la película solo puedo decir que es fascinante, cuidada en todos los detalles.
También me sorprendió la música.
No tengo nada que objetar excepto esa segunda parte tarantiniana que la pude soportar porque la viví como si fuera un cómic.
Yo he crecido en un mundo en el que se rendía culto a la utopía y me sentía a gusto así, no obstante a medida que ha pasado el tiempo, ha llegado un momento en el que casi todo lo que me rodea es distópico.
No me queda más remedio que meterme dentro de mí que es dónde encuentro todo lo que necesito.
















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