viernes, 15 de marzo de 2019

DOS MIL SETECIENTOS VEINTISEIS








Llevo varios días sin escribir.
No estoy bien.
Es como si tuviera gripe otra vez y no encuentro sosiego.
Tal vez el suicidio de Cynthea me ha afectado y lo he somatizado.
Cuando Cynthea estaba en pleno proceso de quirófano, una micro cirugía tras otra, a veces sin poder comer, ni ver, ni respirar por la nariz, pasándolo muy mal, yo también estaba pasando por el quirófano de Cruces para operarme de la pierna, nos comunicábamos a través de internet y nos consolábamos mutuamente, aunque sin duda los problemas de Cynthea eran mucho más graves que los míos.

Ahora lo único que deseo es distraerme sin esfuerzo.
Pensé que la serie sobre el asesinato de Gianni Versace conseguiría sacarme del letargo pero no lo logró.
No me interesa el mundo gay y mucho menos los asesinatos cometidos por un demente, por lo que tras una búsqueda exhaustiva, he decidido volver a “La casa de papel” que me gustó en su día y la dejé a medias.
Me encanta encontrar una serie adictiva, pero no es fácil. 
Creo que ¨La casa de papel” me entretiene lo suficiente para pasar un buen rato en estas tardes en las que la inspiración brilla por su ausencia.












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