sábado, 9 de marzo de 2019

DOS MIL SETECIENTOS VEINTIDÓS







Tanto ayer como antes de ayer fueron días preciosos, en los que no hubo necesidad de que los periodistas tuvieran que hacer esfuerzos para poner énfasis en lo que sucedía. 
Las manifestaciones feministas se explicaban solas.
Vi, leí y escuché lo que se publicaba ya que no me encuentro en condiciones de ir a las manifestaciones.
Es maravilloso que por lo menos durante un par de días al año, la mujer sea protagonista y que escojan a las personas más interesantes para ayudarnos a comprender la importancia del trabajo del feminismo, tanto el de los hombres como el de las mujeres.
Quisiera tener presente en todo momento que lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo debe seguir vigente, no podemos permitir que se nos escape de las manos.
Hubo momentos en los que me emocioné, no olvidemos que solo hace ochenta años que gracias a Clara Campoamor se consiguió el derecho al sufragio femenino, que salió vencedor solo por cuatro votos de diferencia.

"Tenía una inteligencia enorme, con una personalidad de la que en el siglo se dan tres o cuatro", señala Valcárcel, quien añade que Campoamor ganó "pero también perdió porque nunca más le dieron una sola opción, se quedó fuera de todo y cuando se tuvo que exiliar estuvo mucho más desprotegida".

Creo que la filósofa Amelia Valcárcel es la figura más relevante en asuntos de feminismo contemporáneo y es en ella en quien pongo mi atención, no quiero irme por las ramas en cuanto a feminismo se refiere, quiero tener claras mis ideas, de la misma manera que, en su día, cuando todavía no sabía poner en palabras los sentimientos de inferioridad que me causaban malestar, fue Lidia Falcón quien supo explicarlos, lo cual me ayudó a poner orden en mi cabeza.









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