miércoles, 11 de abril de 2018

DOS MIL NOVENTA Y OCHO







Me considero feminista, pero no activista.
No puedo estar de acuerdo en la igualdad entre hombre y mujeres porque he experimentado, tanto en mí como en las mujeres que me rodean, que la mujer actúa de diferente manera ante la llegada de los hijos.
Para ella tiene prioridad absoluta, salvo excepciones, claro.
Es un hecho comprobado que por mucha vocación para desempeñar un trabajo, ante la venida de un hijo a este mundo, la mayoría de las mujeres cambia sus preferencias y es capaz de poner en segundo plano lo que hasta entonces había sido primordial y a lo que había dedicado su atención, sus estudios, su tiempo y su pensamiento.

No somos iguales.

Charlaba con un artista hace unos días, un chico sensible, inteligente, crítico y hablando de este tema decía:

Yo no estoy de acuerdo en la igualdad entre hombres y mujeres.
Me gustaría que de ahora en adelante se ocupen ellas de dirigir el mundo, porque es evidente que nosotros lo hemos hecho mal. 
¿Por qué no probar a ver qué tal lo hacen?

Ya.

Estoy seguro de que tienen más cualidades que nosotros para hacer un buen trabajo.

Sería cuestión de probar.

Contesté yo, no muy convencida.

Algunas mujeres deciden lo que quieren hacer con su vida, pero no es fácil saber lo que  se quiere a la edad de tomar una decisión tan importante e incluso si se lleva a cabo, no es difícil equivocarse.
Hay otro asunto que puede truncarla:

El amor.

No voy a entrar en detalles, todos sabemos lo que sucede cuando una mujer se enamora.
Conozco a tantas feministas radicales, que antes o después, caen en los brazos del primer hombre manejable y se quedan embarazadas, porque según ellas ha sido ¨a causa de la fuerza de la naturaleza¨ la que ha intervenido en ese cambio.

Yo he caído en todas las redes, tanto la del amor como la de los hijos.
También creía que iba a ser pintora y sin embargo, no puse todo mi interés en la pintura, porque mis hijos llenaban mi pensamiento así como mis amoríos.
Ahora solo creo en mí y en la importancia de seguir el camino trazado.






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