Ya tengo el Pasaporte COVID, estoy encantada, espero no necesitarlo porque casi no salgo de casa y en los pocos sitios que voy me conocen y ya les he contado que me he puesto la inyección tres veces.
Me han invitado a reunirme con una amiga a quien no veo desde hace tiempo pero he dicho que no, no me encuentro fuerte para hacer planes que se salgan de lo corriente y menos todavía que me pueda arriesgar a contagiarme.
Echo de menos a mi familia, ya no conozco a los sobrinos nietos que han nacido en los últimos años, solo de vez en cuando veo fotos y me encantaría verles al natural pero ya tendré tiempo, bastante trabajo me ha costado salir de lo que yo he tenido, no me arriesgo, espero algún día ver a los niños y a los que se van haciendo mayores, siento que ellos no me conozcan a mí, he sido muy afortunada de haber vivido muy cerca de todos cuando iban naciendo y les he visto en casa de mi madre, esos tiempos ya pasaron y ahora no hay madre ni abuela ni siquiera una visita, las cosas cambian y lo único que tengo que hacer es aceptarlo y agradecer lo que tengo, estamos todos bien y que yo sepa en mi familia no hay negacionistas, aunque sí conozco personas que no quieren vacunarse porque dicen que no es el covid lo que mata sino la vacuna.
Yo hago lo que mandan y vivo al día, es lo único que puedo hacer.
Antes me costaba decir que no a las invitaciones pero ahora lo tengo tan claro que ni me insisten, digo que tengo las defensas bajas y se acabó, además la mascarilla me molesta mucho, en casa no la uso excepto para abrir la puerta, no estoy acostumbrada, en el coche tampoco me la pongo.
Casi no voy a tiendas, me traen a domicilio lo que necesito, hemos tenido suerte de que todo esté preparado para no tener que salir.
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