Suelo tratar de no contar las cosas desagradables que a veces me suceden y hasta ahora creo que lo he conseguido, pero hoy necesito desahogarme.
El tema del Banco Santander me está poniendo enferma, cada día resulta más desagradable.
He recibido una carta asquerosamente antiestética ¿quién se encarga de la estética en esa empresa? en la que me dicen, mentira podrida, que me han mandado por SMS una firma electrónica que le (me) faculta para realizar sus (mis) operaciones habituales y contratar productos en los canales a distancia del Banco (sic).
Había un número de teléfono en el que estarían encantados de atenderme.
Inmediatamente he llamado pero como no pueden identificarme porque no existo he tenido que colgar el teléfono con las orejas gachas y hacer el esfuerzo de no dejarme llevar por la ira, ya que eso no es saludable y no me conviene.
Tengo promesa firme de estar siempre de buen humor.
A veces me dejo llevar por menudencias que se me pasan en un santiamén pero este tema me afecta más de lo habitual.
Después de haber pasado media mañana hablando con alguien del Banco Santander que dice que intenta ayudarme no tengo ganas de fastidiarme una tarde maravillosa en la que la vida me invita a disfrutar de sus encantos.
He comido con Carlos Alber en el chino nuevo de Algorta, el de Alicia y lo he pasado bomba.
Me he puesto mi mascarilla de grajeno que es estupenda y todo ha ido sobre ruedas.
Era mi primera salida y me ha encantado.
Carlos me ha contado que está ayudando a Zampa a preparar su nuevo bareto de Las Arenas ZAMPA DYLAN que abrirá el lunes día ocho de junio.
Por lo demás estoy contenta, hasta el lunes no puedo hacer nada de lo que me ocupa, así que me tomo vacaciones y me meto en las redes a ver si me encuentro con Diana Terceño y me relajo un poco.
Desde que he empezado a hablar del Banco Santander me lee menos gente pero no me importa, ahora mismo lo publico en Facebook y en Twitter y le mando un copia pega a Ana Botin en mensaje privado por Instagram para que por lo menos lo lea su Community Manager.
Me entra la risa.
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