Hoy, exactamente un día como hoy hace cincuenta y tres años, nació Beatriz Antonia.
Le puse Beatriz porque me inspiré en La divina comedia de Dante y Antonia porque es el día de San Antonio.
Fue una experiencia horrorosa.
Me prometí a mí misma que jamás tendría otro hijo, que parir no era para mí, que el mundo seguiría existiendo sin que yo aportara más humanoides.
Todo me pareció lamentable, me sentí engañada.
¿Por qué dicen que es "tan bonito"? Yo no le vi la belleza en ningún momento.
Parir me pareció espantoso y darle de mamar a la niña peor todavía.
Luego ya, cuando empecé a cogerla en brazos y me la daban limpita y bien oliente me daba gustito hasta que se hacía caca y tenía que cambiarla.
Eso no era para mí.
No entendía nada.
Tenía veintiún añitos recién cumplidos y solo sabía lo que contaban en los millones de livres de poche que me había leído desde que me internaron en Burdeos.
Creía que todo era amor y jauja,
Menudo susto.
Lo pasé muy mal, no podía salir cuando me daba la gana, tenía que ocuparme de la niña y si lloraba por la noche era yo la encargada de consolarla, el sueño de su papi era sagrado porque tenía que trabajar.
Ahora ya es mayor y quiere mandar porque cree que es más lista que yo, Jaime también piensa algo parecido, no obstante yo me siento mejor con personas mayores que saben de la vida y se mantienen serenos, controlan sus arrebatos, se interesan por mi y disfrutan de la vida a un ritmo pausado.
Se ha puesto de moda la gente joven, no me lo explico.
Mi madre que jamás cedió el mando a nadie solía decir:
No olvides que más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Hoy, 14 de junio del año 2020, agrego lo que me he encontrado navegando en mis blogs:
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