domingo, 9 de diciembre de 2018

DOS MIL QUINIENTOS SETENTA Y SIETE











Estoy emocionada.
La causa de lo que siento ha sido un poema de Vladimir Holan recitado por Clara Janés, su amiga y traductora.
Las fibras más sensibles de mi ser han vibrado al unísono con el amor de la maternidad, un tema que no por trillado deja de enmudecer a quien lo experimenta.
No deseo detenerme en ese sentimiento ni en ese poema porque creo que además del poema, me ha emocionada saber que una persona es capaz de escribirlo y otra, que se hallaba lejos, quiso acercarse al autor y conocerle, para lo cual hizo el esfuerzo de aprender su idioma y así yo soy testigo de que las almas se tocan y de que todo lo que se escribe adquiere sentido, si encuentra una sensibilidad capaz de apreciar el amor que conlleva.


He aquí el poema de Vladimir Holan:


Madre

¿Has visto alguna vez a tu vieja madre
en el momento en que te hace la cama,
extiende, estira, remete y acaricia la sábana,
para que no quede ni una sola molesta arruga?
Su respiración, el gesto de sus manos y sus palmas
son tan amorosas
que en el pasado sigue apagando el incendio de Persépolis
y en el presente aplacan ya alguna tempestad futura
en el mar de China o en otro hasta hoy desconocido...










No hay comentarios:

Publicar un comentario