sábado, 17 de noviembre de 2018

DOS MIL QUINIENTOS CINCUENTA Y SEIS







Ha sido un día maravilloso.
Al pasar por la alameda de Mazarredo he visto con sorpresa a pesar de esperado, que los tilos que hace quince días rebosaban de hojas resplandeciendo con el sol de otoño, se han quedado en puro esqueleto.

El tiempo se comporta como en pleno verano, pero se agradece más porque es un regalo.
He comido en el chino de Elcano con la Rosa sin espinas y después, la he acercado a una reunión que ella tenía en Deusto y he podido saludar a su hermana Marisol a quien hacía tiempo que no veía.
He disfrutado del encuentro aunque solo fuera un minuto en medio del tráfico.

Después he hecho el gran plan que tenía pensado desde hace tiempo.
He sacado fotos, muchas fotos del lugar que pronto se convertirá en lo que han dado en llamar “El Manhatan de Bilbao”.
Me refiero a Zorrozaurre.
Se nota que han empezado a quitar lo que sobra.
A pesar de que vi la exposición que hubo en el museo del parque con el plan arquitectónico de Zaha Hadid, no recuerdo si conservarán los edificios más emblemáticos.
De momento lo único que deseo es preservar la memoria.
Una isla en medio de la ría, desde la que se divisa Olabeaga, el museo marítimo y el campo de san Mamés, entre otros lugares con encanto, como el magnífico frontón.
He sacado varias fotos del palacio Madaleno, no obstante insisto en que desconozco lo que tiene pensado el ayuntamiento.

No parece que divulguen la información de lo que allí sucede, pero se nota que hay movimiento.







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