sábado, 10 de noviembre de 2018

DOS MIL QUINIENTOS CINCUENTA Y DOS







Estoy realmente impresionada.
Malibu, mi querido Malibu se ha quemado y la parte de arriba también.
Mis amigos están a salvo pero se han quedado sin casa.
En la colina donde vive Prem Rawat se han quemado todas las casas excepto la suya. 
Chelo y Marc están en Europa, pero han perdido todo.
Llevaban catorce años viviendo en Weslake.
Malibu es precioso, el clima es una maravilla y allí pasé unos años muy felices que guardo en mi corazón, como la gran oportunidad de mi vida.

Durante una temporada larga, mi hijo el pequeño vivió allí conmigo en Malibu Villas y hubo un incendio cerca de nuestra casa. 
Yo veía cómo se acercaba el humo negro y no sabía qué hacer.
En aquella época no había móviles y Mattin trabajaba en Cappra, un restaurante de moda.
Estaba preocupada, quería que viniera a casa a toda costa y no sé cómo, lo conseguí.

Entró un coche de la policía en nuestra urbanización y por un altavoz dijo que teníamos que evacuar.
Nos dirigió a la escuela de Malibu.
Mattin tenía una furgoneta, la aparcamos en el jardín y pasamos allí la noche.
Al día siguiente todo había pasado y las cosas volvieron a la calma. 
En la televisión se veía a Shirley MacLaine hablando del suceso.
El fuego había pasado cerca de su casa y estaba asustada.
Poco después Mattin le servía la cena en Guidos, otro restaurante en el que trabajó y comentaron el suceso.

Pensando en el mal rato, llegué a la conclusión de que si alguna vez me encontrara ante una situación parecida, lo mejor sería irme lejos, huir y no ser testigo de la catástrofe.
Me afectó mucho ver el fuego a lo lejos y el humo negro que llegó hasta nuestra casa oscureciendo un día de sol radiante.

Doy gracias a Dios porque de momento, parece que mis amigos de aquellos lares están a salvo.






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