miércoles, 2 de diciembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y CINCO

 



Me he apuntado a un curso nuevo de macrobiótica.
Llevo muchos años aprendiendo y tratando de centrarme en este tipo de alimentación, me sienta mejor que otras, me da la sensación de que ya conozco todo lo que me enseñan, aún así he empezado por la primera lección que trata de las diferentes maneras de cortar la verdura.
Al principio pensaba que me iba a aburrir, no obstante he hecho un pequeño esfuerzo, he seguido mirando el video con atención y he recordado cosas importantes, por lo que me alegro.
Ha habido momentos en mi vida en los que solo me interesaba la macrobiótica, sobre todo cuando no me encontraba bien, en cuyo caso era capaz de irme a Saint Gaudens* que es uno de los mejores centros que hay en Europa.
La última vez estuve casi un mes, había ido con la intención de quedarme unos días pero al ver lo bien que me iba encontrando, me fui quedando y ahora ya sé un poco más, aunque me resulta muy difícil equilibrar el yin y el yang, lo cual es prioritario en macrobiótica.
Cuando tuve que dejar de cocinar debido a la leucemia volví a comer lo normal, no obstante en el momento en que pude ocuparme de mi alimentación, volví a la macrobiótica con auténtica necesidad y solamente comiendo arroz integral, empecé a encontrarme mucho mejor, lo cual me animaba a seguir.
Ahora ya tengo muy claro que eso es lo que tengo que hacer, por eso me he apuntado a este curso en internet.
Estuve viendo videos de diferentes profesores, casi todos me gustaban en mayor o menor medida y al final me decanté por Daniel Mayor, fundador y director de la escuela Esmaca de Barcelona.
Lo que me llevó a elegir a Dani, fue la diferencia de mentalidad que él tenía en relación con todas las demás personas con las que había tropezado.
Casi todas las personas con las que me encontraba eran muy exigentes. 
No se pude comer esto, ni lo otro, ni lo de más allá y no hay más que hablar.
Utilizaba la macrobiótica para curarme cuando no me encontraba bien, pero en el momento en que me hacía efecto volvía a la comida normal con cierto sentimiento de culpa.
Con Dani las cosas han cambiado.
No es que Dani me anime a comer de todo, está claro que el azúcar es veneno puro, que los lácteos me producen mucosidad, que los animales de cuatro patas debo descartarlos por diferentes razones, sin embargo hay ciertos alimentos que aunque no son de calidad, cambiando el tipo de cocción se les puede yanguizar o lo contrario.
En relación con los dulces, es mejor no abusar pero es muy diferente comer un turrón de Jijona comprado en una tienda de dietética que en un supermercado.
Además Dani es simpático y comprensivo, va más con mi carácter transgresor.



*Cerca de Toulouse, Francia




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