sábado, 5 de diciembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y OCHO





Ayer vi una película sueca tan buena que cuando estaba durmiendo seguía pensando en ella.

Suecia es un país muy especial, Mattin vivió muchos años con Lisa en Estocolmo, Odita había nacido en Visby, por lo que tengo algunas referencias culturales, ya que cuando charlamos surgen temas de toda índole.

A pesar de que Mattin no fue feliz allí, a mí me interesa bastante, me gusta la sobriedad, la decoración minimalista, lo que conozco en la distancia me resulta agradable, no obstante nunca he sentido el deseo de ir allí, no me gusta el frío, desconozco el idioma pero todos hablan inglés y no utilizan euros sino coronas.

El feminismo está implantado desde hace tantos años, que son las propias madres las que aconsejan a sus hijas que se comporten de igual a igual con los hombres.

También me gusta mucho el respeto a los niños, creo que fue en el año 1987 cuando se implantó la ley de que dar una bofetada a un niño está penado con cárcel.

La prostitución está terminantemente prohibida y no se multa a la mujer que la practica, sino al hombre que la utiliza.

Respecto al cine, exceptuando a Bergman he visto poco, no obstante Pure de Lisa Langseth cuya protagonista, Alicia Vikander me ha llamado la atención desde hace tiempo, me entusiasmó.

Lo primero que hice antes de lanzarme al vacío, fue leer las críticas de los cinéticos aficionado de quienes  me fío bastante más que de los profesionales y no lo dudé.

Acerté de pleno, hasta tal punto que tuve momentos de auténtica emoción, el hecho de que esté centrada en la música clásica, es motivo más que suficiente para que me interese y si además el tema es crudo y duro, mejor todavía, me dio motivos para pensar, es una película que no hace concesiones.









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