viernes, 29 de noviembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS SETENTA Y OCHO










Ya he comentado en otras ocasiones que estoy enamorada de mi lengua materna, el castellano y por consecuencia me fijo mucho en la forma de hablar de la gente.
Me llama la atención las palabras que acepta la R.A.E. y el modo en que trabaja, teniendo en cuenta lo que opinan en el otro lado del Atlántico, a pesar de que en España se supone que se habla castellano y en América latina, español.
Los académicos insisten en que somos la gente corriente la que toma las decisiones en último
término lo cual tiene cierta lógica porque el idioma es de todos los que lo utilizamos, no obstante cuando reflexiono sobre ese tema me pregunto por qué no tienen en cuenta la estética de las palabras que van incorporando al diccionario.
Ya sé que soy una maniática y no tengo arreglo.
A pesar de que a veces me molestan los errores gramaticales, también reconozco que me entra la risa con las consultas de los Tuiteros y la procacidad con la que responde la R.A.E.










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