martes, 3 de septiembre de 2019

DOS MIL OCHOCIENTOS OCHO









Ayer tuve consulta con el hematólogo.
Al levantarme y pensar que tenía que ir a Cruces, me entró una especie de vértigo por lo que llamé a Pizca que se ofreció a acompañarme, lo cual transformó mi ánimo y lo que en principio parecía un horror, se convirtió en un plan estupendo.
Vino también Rosalía.
Lo mejor fue la frase siguiente:

 “No tienes una sola célula cancerígena en tu cuerpo”

Cada vez que la recuerdo me alegra la existencia a pesar de saber que el tratamiento sigue en pie. 

Luego fuimos a comer al Hanoi, un vietnamita de Las Arenas en donde lo pasamos bien y disfrutamos aunque yo, de momento, no tengo paladar. 

Me dicen que volverá.








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