jueves, 5 de mayo de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS OCHENTA Y SIETE

 




He hecho tantas terapias a lo largo de la vida que ya no tengo dudas de que mis padres me han educado lo mejor que han sabido hacerlo, si yo no he salido mejor es porque no he hecho bien las cosas y no hay más que hablar.

Muchas veces me pregunto por qué no me han apoyado en mi trabajo como pintora, en realidad no creo que supieran cómo hacerlo excepto comprándome cuadros cuando exponía, no estaban en el mundo del arte, ni siquiera yo que sí estaba, sabía cómo se vende y tampoco me enseñaron la importancia del dinero.

He vivido la vida al margen de asuntos que son fundamentales y lo siento, no quisiera que a mi nieta le pasara lo mismo, sin embargo mis hijos en ese sentido tienen las ideas muy claras, son autónomos, independientes y conscientes, su padre les enseñó eso desde pequeños como su padre hizo con él.

En el mundo en que yo me movía, incluso el hecho de hacer una carrera e ir a la universidad era algo excepcional, las mujeres de mi familia trabajaban llevando la casa y ocupándose de los hijos, yo me salí del tiesto estudiando Bellas Artes y no lo hice pensando en ganarme la vida sino que seguí mi vocación que estaba muy clara desde que era muy joven.








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