miércoles, 18 de mayo de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS NOVENTA Y SIETE

 




He tenido una reunión con los amigos que hice en el hospital de día cuando nos ponían la quimioterapia.

Me ha dado gusto verles y poder hablar de los temas que a los cuatro nos interesan pero hacía tanto viento que me he marchado porque no me encontraba bien, me he destemplado.

Me ha gustado verles y aunque dos de ellos son jóvenes, lo están pasando mal, el otro es casi como yo y también tiene problemas, al final los cuatro estamos parecidos, tenemos las mismas secuelas más o menos, artrosis, pérdida de la memoria, a ellos les duelen los huesos y yo supongo que con los analgésicos que tomo para el dolor de rodilla, me disimulará lo demás.

La verdad es que donde mejor me encuentro es en casa, tranquila, con la temperatura adecuada, sin ruidos, sin conversaciones, me gusta mi vida. 

He cambiado tanto que estar fuera de casa me resulta un suplicio, me da asco el olor de los bares, veo suciedad en toda partes y eso que hemos estado en el puerto deportivo de Getxo que se supone que es agradable, no obstante he tenido que salir corriendo.

También me molestan los tonos de las voces y ante eso no puedo hacer nada excepto aguantarme.







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