viernes, 27 de agosto de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS SETENTA Y OCHO

 





La película "Un amor imposible" no solo me gustó y me entretuvo sino que me obligó a recapacitar sobre mí misma, mi comportamiento respecto a las relaciones amorosas y sobre todo al clasismo que tanto detesto, no obstante lo tengo metido dentro de mi de una manera muy difícil de evitar, es como que sin ni siquiera darme cuenta salta y se hace notar aunque no lo desee.

En la película no se ve muy claro al principio, yo creía que la diferencia estribaba más bien en la preparación intelectual, ya que el chico es muy culto y la chica no tiene una formación de ningún tipo, excepto su belleza y simpatía, además de desear lo que considera mejor para su hija.

También se ve que intenta respetarse a sí misma.

A medida que avanza la historia se empiezan a notar ciertas cosas que conducen a un deterioro de ciertos comportamientos que hacen de una película que empezaba como una comedia menor, una obra feminista  muy interesante.

El nivel cultural de Francia trasluce hasta en los menores detalles, raro es que defraude.

A mí me llevaron interna a Burdeos con diez y seis años y me quedé embrujada por todo lo que vi, sentí, leí y aprendí.

Nunca podré agradecer bastante a mis padres que me mandaran a Francia para acceder a una cultura tan superior a la española, de hecho hoy en día solo con pasar la frontera cambia mi estado de ánimo y me delito con todo lo que veo, cómo cuidan las casas, las tiendas, los jardines, cómo esconden las fábricas feas con verde, todo está limpio y en las colas de los supermercados me hacen sitio para que pase la primera por llevar una muleta, en esos detalles se nota un país adelantado y culto.







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