sábado, 28 de agosto de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS SETENTA Y NUEVE

 





He visto una película que era exactamente la que necesitaba porque habla de la vejez mal llevada, así que me ha servido para recapacitar sobre la mía.

Trabaja Jeanne Moreau con ochenta y siete años, hace un extraordinario papel como de costumbre y todo sucede en París, la ciudad de mis sueños.

Me ha hecho pensar en que si sigo siendo macrobiótica como lo soy jamás volveré a tomar un cruasán francés, solo los franceses me interesan de verdad, me refiero a los cruasanes, de todas maneras tal y como tengo la rodilla mucho tienen que cambiar las cosas para que yo me atreva a salir de casa porque hoy por la mañana he ido a Bilbao y he vuelto con un gran dolor, de momento no mejoro, tendré que seguir retirada.

Es una película dura, cuenta la verdad sobre lo que significan las personas mayores para los que están cerca, sobre todo si tienen dinero.

Me ha dejado un poco apagada pero contenta de tener una vida ocupada en la que puedo disfrutar de muchas cosas para las que no necesito moverme, lo cual me alegra la vida.

De las personas mayores que he tenido cerca debo reconocer que mi madre, que murió a los noventa y nueve años, estuvo bien hasta que se metió en la cama, pensando que moriría pronto pero le costó, tardo varios meses muy malos, con el médico y algunos familiares rezando para que no muriera, creo que es lo que hacen los católicos, menos mal que ya han regulado la eutanasia.

Yo de momento agradezco la vida, me voy encontrando bastante bien a pesar de las limitaciones, no quiero pensar en un futuro problemático.










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