lunes, 23 de agosto de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS SETENTA Y CUATRO

 





Estoy encantada con los documentales que veo, todos me aportan información interesante y me recuerdan lo que había experimentado a lo largo de los años.

Ayer vi el primer capítulo de Museos del mundo que trata sobre el Guggenheim.

Recordé la impresión que causó en mi todavía pueblerina educación.

Era la primera vez que salía de Europa y encontrarme de frente con Nueva York fue una experiencia importante.

Sentí que tenía una carga en la espalda de toda la historia de Europa y en América voló, me sentí libre como un pájaro al que abren la puerta de su jaula.

En el Guggenheim había una exposición antológica de Mondrian, no me lo podía creer, había empezado a estudiar Bellas Artes y jamás pensé que pudiera ver su obra de esa manera tan didáctica.

La espiral ascendiente del museo es la manera perfecta para entender la obra de un pintor que esta montada cronológicamente.

Decidí que tenía que volver a Nueva York, vi mucho, no obstante necesitaba ver más, así que cuando mi padre comentó qué viaje nos apetecía hacer ese año, ni corta ni perezosa propuse Nueva York y aunque supongo que la mayoría de la familia ya lo conocían, mi propuesta tuvo éxito, mi padre no desaprovechaba una ocasión para complacerme, así que volví a Nueva York en un plan diferente, pero con mis aspiraciones de ver pintura intactas, a las que el que era mi marido en aquella época añadió las suyas, teatrales y cinéfilas.

Vimos una obra de Fernando Arrabal en off Broadway* que jamás hubiera sido permitida en España, yo estaba fascinada, jamás pensé que algo tan blasfemo pudiera ser representado en un teatro público.

Creo que esa vez vi la antológica de Kandinsky.

Cuando mis compañeros de clase venían a mi casa se quedaban impresionados de ver posters de esos pintores en una casa que en su día, casi recién casada, estaba decorada con moqueta y cortinas de Gastón y Daniela, me avergonzaba de haber tenido un gusto tan convencional.

Vicente Ameztoy me dio una buena idea al decirme que pusiera sábanas blancas sobre los sofás tapizados a juego con las cortinas, me quité un peso de encima, así empecé a eliminar adornos innecesarios y realicé que la base de mi esencia es el minimalismo aunque todavía me seguían interesando los cuadros.

Hoy en día no me gusta tener cosas, solo lo imprescindible.



*El teatro off-Broadway es un término utilizado para denominar las obras, musicales o revistas representadas en la ciudad de Nueva York pero fuera del circuito de Broadway, que es el de máximo prestigio y que está dominado por teatros con grandes presupuestos.




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