viernes, 6 de agosto de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS CINCUENTA Y OCHO

 





Ya pasó mi santo, la virgen Blanca, ya lo celebré, me felicitaron todos los de mi familia y algunos que no lo son, me cansé tanto que tuve que meterme en la cama tempranito, me dolían las dos rodillas, no sabía qué hacer, por fin se me pasó el dolor y descansé, solo puedo celebrar la vida en soledad, todo lo demás ya no es para mí.

Sé perfectamente que no puedo hacer excesos porque los pago caros, los excesos son cosas que no lo parecen, comer fuera de casa, andar mucho, subir escaleras, estar tiempo sentada en algún sitio, he cambiado tanto que ni yo me reconozco.

He sido una bruta toda mi vida, me he excedido tanto que ahora es lo contrario, todo me hace daño y lo único que me sienta bien es estar en casa, salir un rato para lo imprescindible, tomar un poco el sol y aumentar así la vitamina D, poco más.

Gracias a Dios ya no tengo nada que hacer hasta el domingo, ni siquiera devuelvo las llamadas de teléfono, todo me cansa, decía Ohsawa que la salud es no estar nunca cansado y tener buena memoria, pido a Dios que me ayude porque creo que mi estado actual no corresponde a lo que decía Ohsawa, para conseguirlo tengo que practicar la macrobiótica más a fondo, es algo que lo he experimentado tantas veces que no puedo negarlo.

Pizca me recuerda a Iván Turguéniev, ella no lee lo que escribo pero me escucha con gusto cuando le leo mis textos y me anima, dice que escribo bien, que parezco un manantial, la verdad es que yo no estoy segura de escribir bien, tampoco sé en qué consiste, si me comparo con Borges me considero una rata, no obstante si me lo dicen tanto por algo será, lo que sí reconozco es que no me cuesta nada, me sale con facilidad.

Se ha puesto de moda no preguntar qué tal estás cuando te encuentras con alguien, ya me han dicho en varias ocasiones que no debe hacerse porque si te contestan la verdad te pueden tener una hora contando toda clase de enfermedades y tragedias, entonces yo me pregunto a ver si ya todo lo externo se va a convertir en el gran teatro del mundo del que hablaba Calderón.

Las mentiras me aburren a morir, casi prefiero mirar al horizonte que estar con mentirosos y con hipócritas.







No hay comentarios:

Publicar un comentario