Ya estoy participando de la vida nueva.
Todo me sorprende y me cautiva, casi no sé lo que quiero ni lo que necesito y sin embargo, las llamadas que hice cuando empezaron a abrir la jaula están dando resultados.
Hoy me han llamado de Subastas Bilbao porque quiero deshacerme de casi todos mis cuadros, tanto míos como de otros artistas.
No es la panacea, pero necesito espacio, estoy obsesionada con el vacío.
Me dedico a ordenar, tirar, vender, deshacerme de todo lo que no utilizo, estoy agotada pero muy contenta.
El orden y la limpieza me tranquilizan, son como el Tao.
Tengo que contrarrestar el estilo de vida de las personas con las que comparto la vivienda que tienen tendencia al síndrome de Diógenes.
Hasta ahora yo intentaba que la gente con la que trataba compartiera mis ideas pero ahora quiero dar un paso más que consiste en tener la capacidad de tratar con personas de ideas opuestas a las mías y conseguir que no me alteren.
Me está costando mucho, no sé si podré seguir, no es obligatorio, nadie me lo impone ni siquiera yo, no obstante me gustaría.
Es un ejercicio de madurez.
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