miércoles, 13 de mayo de 2020

CUATRO MIL QUINCE









Isabel querida:

No hago más que pensar en ti desde que he visto la película ¨La Academia de las musas" de Guerin.
Todo me recordaba a ti y a lo agradable que tiene que ser tener la oportunidad de hablar en la lengua italiana que es pura poesía en sí misma con la musicalidad que le acompaña.
¡Qué belleza!
Toda la película, desde el principio hasta el final es una obra de arte, en todo, hecha con el mínimo de elementos plásticos y máximo conocimiento de Dante, Beatriz, Petrarca, las musas, la poesía, la mujer, el hombre, los celos, las relaciones de todo tipo, la ingenuidad, el egoísmo del macho,  el discurso intelectual para explicar lo inexcusable, la infidelidad ¿acaso existe? el sistema patriarcal y muchas cosas más que me vienen a la cabeza.

Hace tiempo, al volver de Milán te comenté:

¡Cuánto saben de estética los italianos!

Y me replicaste sin darme tiempo para explayarme:

Y de muchas más cosas.

¡Qué razón tenías!
Me fascina Italia aunque no me fío de los italianos.
Tuve un ligero romance con un romano más guapo que Narciso y solo me ha quedado el recuerdo de su belleza física.
Volviendo a la película te contaré que tenía intención de hacerte estos comentarios por Wasap pero lo he pensado mejor y he decidido escribirlo en mi diario y así tengo la posibilidad de dedicarte más atención, me refiero a los detalles.
Hiciste bien en elegir a Ruggero en vez de cualquier otro con el que podías hablar en otro de los múltiples idiomas que has incorporado a tu vida sin demasiado esfuerzo.
Sin tocar el tema de la gastronomía que merece un capítulo aparte.

Hace tanto tiempo que no escribo una carta que usar las frases convencionales me da vergüenza.
Un abrazo muy fuerte y recuerdos a todos los chicos con los que compartes tu vida.
Al de las joyas le pongo me gusta en todas las que publica aunque soy anti joyas.
No sé cómo se llama, solo me acuerdo de Cristiano porque me encanta el nombre.
Tengo un seguidor que se llama raimondi.r ¿quién es?
Vendí las que me regalaron cuando me casé incluso antes de darme cuenta de que me había equivocado, que ya es decir.
Pero me gusta verte a ti con tus joyas, es diferente, yo soy artista minimalista de nacimiento.
Mi madre me decía que me arrancaba el collar de ámbar cuando era pequeña así como los lazos de los faldones y las cerezas de las pamelas que me ponían para ir al parque de Doña Casilda Iturrizar en Bilbao.

Hace años, mi madre me preguntó si tenía intención de ponerme sus joyas cuando ella se muriera y le dije que lo pensaría.
No pude dormir en toda la noche, así que fui a su casa y le dije que por favor, no me plantee es tipo de preguntas porque me alteran.
Así que cuando leyeron el testamento, dictado por la duquesa palabra por palabra, se decía que todas las joyas iban para las esposas de mis hermanos exceptuando un reloj que era para Beatriz.
La verdad es que me quedé de piedra pero me abstuve de mostrarlo.
Cuando se acabó la lectura, Beatriz se levantó y me dio el reloj delante de todos. sabiendo perfectamente que lo iba a vender porque yo ya tenía el Rolex que ella había ganado en un campeonato de golf y me lo había regalado.



Tu prima que te tiene siempre presente en su corazón.

B.











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