domingo, 24 de mayo de 2020

CUATRO MIL VEINTICINCO










Gran domingo como colofón a una semana extraordinaria en la que estoy aprendiendo a vivir sintiéndome bien.
Era una sensación que casi había olvidado.
He renacido.
Es como volver a encontrar a una vieja amiga a la que siempre he querido muchísimo.
Soy una costumbre que se ha convertido en novedad.
Me resulta difícil comportarme, no acierto, meto la pata, se nota en los comentarios que me hacen en Facebook.
Los que están de acuerdo conmigo me toleran pero hay otros, algunos amigos nuevos a los que no me queda más remedio que bloquear porque aunque soy una persona tolerante que acepta cualquier opinión exijo que se diga en el tono correcto.
Como dicen los franceses:

"C'est le ton qui fait la musique"

Me interesa la opinión de los seres humanos, sobre todo si tienen espíritu crítico y saben de lo que hablan porque han reflexionado, acepto con agradecimiento y humildad que critiquen mis cuadros y mis performances, mis fotos, mis comentarios, mi manera de vestirme, todo, acepto todo siempre que sea dicho con elegancia.
Estoy aquí para disfrutar.
Las redes sociales son el medio en el que me relaciono con la gente.
Hablar me cansa, escribir me encanta y conocer gente también.
Además no tengo ideas políticas extravagantes, soy bastante dócil, bueno, no tanto pero puedo tratar con gente de diferentes ideologías sin morirme en el intento, estoy acostumbrada.
Rara vez me siento en mi elemento, en realidad lo que de verdad me gusta es reírme y lo echo en falta.
El tipo de vida que la circunstancia nos obliga a llevar no admite demasiadas "gracietas" como dicen los catalanes.
No importa, como decía Oteiza:

Androcanto y sigo.













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