miércoles, 6 de marzo de 2024

CINCO MIL NOVENTA

 




Ya se han arreglado las redes, ya puedo escribir y publicar.

He estado mucho tiempo con ganas de escribir, lo que me gusta es que me lean, en caso contrario no me apetece hacerlo.

Es como cuando cuento algo que me parece divertido o interesante, si no noto que me escuchan se me quitan las ganas.

Estaba deseando escribir sobre lo que me dijo ayer mi doctora de cabecera, es la que está al tanto de lo que piensa el equipo médico que se ocupa de mí en Urduliz, donde estuve ingresada hace unos meses y me tuvieron atada en la cama para evitar que me cayera, que es justo mi problema últimamente.

Pues bien, en una de las ataduras, que eran tres, pie, cintura y hombro derecho, me quedó un dolor en el empeine del pie izquierdo, así que pedí cita con la doctora y en la buena hora, porque me tranquilizó.

Me contó lo que me había pasado, era debido a la medicación que ella me había recetado para el gran dolor que tenía en la rodilla, Palexa, es un opioide que me hizo daño en la cabeza, causándome una demencia que no tengo, me tranquilizó muchísimo.

Saber que no tengo demencia me hace feliz porque todavía tengo algunas dolencias que me impiden encontrarme bien del todo, pero estoy en el camino de la recuperación.

Mi interés en la literatura crece desmesuradamente cuando leo a los que han ganado el Nobel en español, así que estoy leyendo Travesuras de la niña mala, aunque no es exactamente el libro por el que le otorgaron el Nobel, alguien me lo había recomendado.

Parece ser que el libro por el que le dieron el Nobel es La ciudad y los perros del que casi no me acuerdo.

Vargas Llosa siempre comenta que le costaba muchísimo escribir, no obstante Travesuras de la niña mala es un gran libro, escrito por alguien que maneja la pluma como le da la gana, además de un inmenso vocabulario al que solo en Latinoamérica tienen acceso, lo estoy disfrutando sobre todo por la gracia de las palabras, además de que siempre me gustaba escuchar a Vargas Llosa, su castellano era impecable.

Todos los que ganan el Nobel dicen que les costaba muchísimo escribir, como Camilo José Cela. 

En cambio no recuerdo que García Márquez lo dijera.







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