domingo, 10 de marzo de 2024

CINCO MIL NOVENTA Y CUATRO

 





De una manera aparentemente casual, he empezado a trabajar exactamente en lo que me corresponde en este momento de mi vida.

Estaba manteniendo una conversación con mi profesora de Pilates sobre los precios de las clases, ese estilo de cosas son asustadizas y carísimas; de repente vi algo que me distrajo y le dije:

¿Qué hace ahí esa cosa tan espantosa de inteligencia artificial?

A lo que Berta respondió: 

Ya, preferiría tener un cuadro al óleo pero no ha llegado el momento.

Inmediatamente me oí a mí misma diciendo:

Podemos hacer un intercambio, eliges un cuadro mío y te pago así las clases.

A ella le pareció estupendo y ya hemos quedado en que venga a mi estudio con su marido y sus hijos, conversamos y seguro que llegaremos a un acuerdo.

Tengo muchos óleos y ceras de diferentes épocas que necesitan encontrar su lugar.

La verdad es que tengo maravillas, algunas ni siquiera las conoce la gente.

Así que ya estoy activa preparando los cuadros que están contra la pared y otra que solamente son telas, necesitarán un bastidor, tendré que llevarlos a Bilbao, todo requiere trabajo y me parece una buena idea porque además de las playas, también tengo los del Athletic y los Irrintxi, tengo muchísimos, lo único que necesito es encontrar personas con quienes hacer trueques.

Estoy muy contenta con este proyecto, creo que puede ser estupendo, solo necesito proponerlo cuando tenga la ocasión y si alguien se entera también me lo pueden proponer a mi.

Me acordé que hace muchos años, cuando Cundín vino a Bilbao a vivir, compraba muchas cosas, todos salimos ganando.






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